❄️ Volver al centro

 Una sopa para el alma (y los riñones)

                                              

En un mundo que no deja de moverse, hay algo que suele quedar atrás: nuestra esencia.
Esa chispa silenciosa que sostiene la vida desde adentro.
No se ve, pero se siente.
Como raíces bajo la nieve, espera paciente que volvamos.

El invierno trae ese llamado.
Nos susurra que hay un tiempo para recogerse.
Para volver a lo simple, a lo tibio, a lo esencial.

En la Medicina Tradicional China, esa esencia se llama Jing.

Vive en los riñones.
Es la reserva vital con la que llegamos al mundo.
Cuando está fuerte, hay claridad, sostén, fertilidad, alegría tranquila.
Cuando se agota, todo se apaga un poco.

Y no hace falta que pase algo grande.
A veces, solo es el cansancio que no se va,
el frío en los huesos,
la voz bajita,
las ganas de menos.

En esos días, no busco más ideas.
Solo vuelvo a lo que abriga de verdad.

Una sopa.
No cualquier sopa.
Una que nutre desde lo profundo.
Una que huele a cocina lenta,
a fuego bajo,
a cuerpo que agradece.

✨ Sopa para fortalecer el Jing

(y abrazar el invierno con raíz)

 Ingredientes:

  • 1 muslo de pollo campero o carne de res magra

  • 1 trozo de jengibre fresco (5 cm, en rodajas)

  • 2 zanahorias

  • 1 batata pequeña

  • 1 puerro

  • 4–5 dientes de ajo

  • 1 cdita de aceite de sésamo

  • 1 rama de romero o laurel

  • 1 cdita de miso (opcional)

  • 1 cdita de cúrcuma (opcional)

  • Sal y pimienta al gusto

  • 1 litro de caldo de huesos casero

  • 2 cdas de piñones o almendras

🪷 Preparación:

  1. En una olla, calentá el aceite de sésamo. Sumá el ajo y el jengibre.

  2. Incorporá las verduras en rodajas. Sofreí 5-10 min.

  3. Agregá la carne y cociná 5 min más.

  4. Sumá el caldo, llevá a hervor. Bajá el fuego y cociná 1.5 a 2 h a fuego bajo.

  5. En los últimos 10 min, agregá cúrcuma, miso, piñones, sal y pimienta.

  6. Serví caliente, despacio, como un ritual de invierno.

 ¿Por qué esta sopa?

  • Pollo o res: tonifican el Yang, devuelven calor y sostén.

  • Jengibre y ajo: mueven el Qi, dispersan el frío que se queda adentro.

  • Batata y zanahoria: sostienen el centro digestivo, nutren sin agotar.

  • Romero o laurel: despiertan la memoria ancestral del cuerpo.

  • Caldo de huesos: estructura, nutre el Jing, abraza desde el hueso.

  • Piñones/almendras: grasas suaves, esencia nutritiva, dulzura que no pesa.



 Una historia que me acompaña...

Cuentan que en los monasterios del Este, cada invierno, los sabios se reunían en silencio, cuenco en mano.

No hacían grandes ceremonias.
Solo respiraban juntos.
La sopa humeante era medicina, compañía… y también rezo.

Y en cada cucharada, recordaban lo más simple:
"Todo lo que necesitás para volver a vos… ya está dentro."

Que esta sopa te devuelva a tu cuerpo.
Que te abrace donde más lo necesitás.
Y que cada bocado te recuerde lo esencial:
Estás viv@.
Y eso ya es sagrado.

Con amor, raíz y fuego lento,
Belu 🌿
Desde el caldero humeante de la historia...

Comentarios

Entradas populares