🌿 El cuerpo como mapa: meridianos, emociones y otras verdades suaves
“A veces, lo que duele no está en la piel, sino en lo que la piel guarda. Lo que pesa no es el cuerpo, sino el alma desbordada de silencios que nadie escuchó.
Me gusta pensar que somos un mapa. Un sistema cósmico en miniatura. Que cada órgano guarda una historia, y cada meridiano es una autopista energética por donde viajan emociones que no siempre llegan a destino.
Sí, el amor también circula por el hígado. Y la tristeza duerme en los pulmones.
🌬 El CHI, ese susurro vital
En medicina china, el Chi —esa energía sutil, primigenia, vibrante— lo recorre todo. Es el río invisible que da vida al bosque del cuerpo. Cuando fluye, todo florece. Cuando se estanca, aparecen las sombras: enfermedades, bloqueos, cansancio, emociones desbordadas.
A veces, el Chi se queda atrapado en los viejos recuerdos, en mandatos heredados, en duelos no llorados. Y entonces el cuerpo comienza a hablar.
✨ Emociones que habitan órganos
Cada órgano tiene su emoción, su virtud, su herida. Así de sabio es este sistema.
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Los pulmones guardan el duelo, lo que no pudimos soltar. La tristeza vieja, esa que se acumula como humedad en una casa cerrada.
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El hígado se enfurece cuando no fluimos. Frustración, rabia contenida, necesidad de romper moldes.
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El bazo y el páncreas se sobrecargan con pensamientos obsesivos. Preocupación que no descansa. El “pensar de más”.
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El corazón, emperador sutil, no solo late sangre: late sentido. Late alegría. Si duele, se nota en el brillo de los ojos.
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El riñón esconde los miedos ancestrales. El frío del abandono. El vacío existencial.
Y así, cada meridiano del cuerpo es una hebra enredada en la trama de lo que fuimos, somos y heredamos.
🌙 Heridas antiguas, energía nueva
A veces creo que el cuerpo no olvida. Que es como una abuela sabia que guarda cartas viejas debajo de la cama. Por eso, cuando una emoción no se digiere, no desaparece: se transforma en una señal. En un síntoma. En una oportunidad.
La medicina china no “cura” como lo entendemos acá. Ella equilibra, acompaña, escucha. Nos devuelve al centro.
Con las terapias vibracionales y fisico somaticas vamos desenredando ese mapa interno. Vamos devolviendo a cada órgano la virtud que le corresponde: la valentía al riñón, la compasión al hígado, la alegría al corazón.
Y no solo se trata de técnicas, sino de poesía. De rituales. De volver a hablarnos bonito. De cocinar con hierbas que nutren el alma y no solo el cuerpo. De escribir cartas a lo que no pudimos decir en voz alta.
El timo: esa flor energética que reacciona al amor
Y entonces aparece el timo, esa glándula mágica entre el corazón y la garganta. Esa que se encoge cuando hay miedo, y se expande cuando hay confianza. El timo es el puente. Entre lo que sentimos y lo que decimos. Entre el alma y el cuerpo.
Cuando se apaga, baja todo: el sistema inmune, la energía, la esperanza. Pero cuando se enciende, todo vuelve a brotar.
Entonces enbtendemos que el cuerpo también cuenta historias
Con amor, Belu,
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